No solo de pan
Los sábados son uno de esos días que disfrutas de principio a fin. Duermes lo que te dejan dormir tus pequeños, te levantas, y empiezas un día intenso pero rodeado de los tuyos. Fútbol con los peques por la mañana. Comida en familia. Incluso siesta breve, si se tercia y te lo permiten. Y cuando despiertas -o te despiertan- tienes el resto de la tarde por delante para pasarlo lo mejor posible, hacer aquello que el resto de tardes no has podido hacer y prefieres no esperar a la tarde del domingo para hacerlas. Porque ya sabéis...no dejéis para mañana...
Este sábado pasado fue un sábado especial. Y no lo fue por haber hecho nada novedoso, sino por haber tenido la suerte de toparme, mientras cenaba con mi familia, con un "viejo" conocido. "Viejo", porque Pablo es uno de los primeros alumnos que tuve. Para ser exactos, el primero junto al resto de sus compañeros de aquel 2º de ESO del 2004. Y fue especial el reencuentro porque hacía ya tiempo que no coincidíamos. Y allí, cenando en un restaurante -el favorito de mis hijos- volvimos a vernos. Él, hecho todo un hombretón, como dirían nuestras abuelas; yo, convertido en todo un padre de familia, con mi mujer y mis tres hijos alrededor, algo más de barba y la frente mucho más despejada. El "viejo" alumno, y el "viejo" profesor, de nuevo, cara a cara.
La charla fue breve, pero el afecto fue inmenso. Dos pinceladas sobre el presente y mucho más sobre (sus) planes de futuro. Y tras la cena, al salir del restaurante, y con media sonrisa en la boca, me vino a la mente un pensamiento que todavía llevo conmigo: nos conocimos siendo un chaval de secundaria uno, y un profesor novato el otro. Y nos reencontramos cumpliendo yo lo que eran por aquel entonces mis planes de futuro, y consolidando él los que son sus planes hoy en día. Ambos habíamos crecido, en el sentido profundo de la palabra. Y no pude evitar pensar que, a pesar de las dificultades, "todo va bien". Y esa imagen, la del camarero del Foster's y el cliente, la de los "viejos" alumno y profesor, me acompaña desde entonces. Y cada vez que la recuerdo, vuelve a dibujarse en mi cara la misma media sonrisa. Porque, a pesar de todo lo que ocurre en el mundo hoy en día, a pesar de todas las dificultades...TODO VA BIEN. Quien tenga de la educación su oficio, sabrá a qué me refiero.
Suerte con tus planes, Pablo.
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